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Breve apunte navideño y de nuevo año

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Se me ha pasado escribir en estos meses porque con el lanzamiento de Nacimiento Feliz Parto he estado ausente de este blog. Pero por dentro me hervían artículos que espero poder ir liberando en las próximas semanas.

Me quedé con ganas por ejemplo de volver a desearos felices fiestas y año a todos y todas.

SnowDe nuevo vi cómo grupos ingentes de gentes aprovechan estas fechas para cenar en familia y comer turrón juntos. Eso estaría muy bien e incluso se podría acompañar de villancicos de fondo y luces brillantes, si no fuera porque el 90% de las personas sufren en silencio durante esas cenas gracias a sus progenitores, hermanos, primos o familias políticas.
Estas gentes todos los años realizan el mismo ritual: lo intentan con ilusión, viajan grandes distancias, se visten para la ocasión, incluso llegan a creer que esos momentos son mágicos. La noche de Paz, la magia de las fiestas, el todo es posible en estas fechas. En la retina queda toda la familia brindando a la vez, el momento único.

Pero a muchos se les atraganta el turrón, … el cava, el langostino o el hummus al entonar el villancico. Porque cuando una relación no es sana, ni lo ha sido nunca, no lo es tampoco en fiestas. Santa Claus no tiene ese poder desgraciadamente.

Si ha habido suerte y el encuentro ha sido mínimo, lo justo para que no salten chispas entonces repetiremos el año que viene fijo.

Pero especialmente cuando tienes hijos y no quieres que ellos se den cuenta del circo que tienes montado en casa o en la casa de tus suegros, es probable que empieces a plantearte tomarte la vida en general de otra manera, mucho más respetuosa contigo y con ellos. O puede que decidas seguir la función para que tus hijos perpetúen la misma sumisión y humillación en el futuro con respecto a ti. Cada uno elige. Y es respetable.

Si tu caso es que no puedes más, si éstas han sido las peores navidades de tu vida pero nadie te entiende, este artículo es para ti.

Las buenas noticias son que puedes empezar a preparar las navidades que viene para que sean las mejores. ¿Cómo? ¿Es posible?

Es muy fácil, lo que pasa es que te enfrentas a todo el bombardeo judeo-cristiano del estilo “la familia es lo primero” simplemente porque es familia (cuidado, madres apegadas con este tema y vuestros hijos), y requiere constancia y valor.

Estos son los pasos:

  1. Desde este mes de Enero empieza a quererte más: comienza una afición, retoma ese deporte que tanto te gusta, queda más con esas personas que te hacen sentir bien…
  2. Busca la ayuda de un profesional. A veces es necesario que le cuentes tu cena de Navidad a una persona ajena a la tradición navideña. Porque si no encontrarás respuestas del estilo : “pues claro, eso pasa en todas las casas o familias” o “tampoco es para tanto, ¿no? Con todo lo que te quieren”.
  3. Ve planeando qué te apetecería hacer en Navidad y con quien para sentirte feliz como una perdiz: quizá un viaje, quizá una escapada a la sierra, quizá verte una buena peli con palomitas (la de Boyhood es sensacional si no la has visto aún y dura 3 horas, te da para buena parte de la noche o quizá Mary Poppins con los niños).
  4. Hazlo realidad. Comienza a crear una realidad de aceptación y amor para ti. De esta forma tus consanguíneos o familiares políticos verán durante el año que algo está cambiando en la relación tuya contigo misma y tendrán que buscar nuevas reglas de relación contigo. Por ejemplo: pueden empezar a respetar tus decisiones, tu forma de vestir, de ser, de pensar, de votar, de maternar, de criar…vamos, lo básico.

 

Cuando una pareja se divorcia o separa, por ejemplo, todos sabemos que estamos mejor calladitos

Sin embargo, como se te ocurra romper o divorciarte o separarte temporalmente con tu familia o familia política entonces es el desastre. Todo el mundo tiene opinión y encima es la misma: el malo eres tú. Les has abandonado, ofendido, despreciado. Cómo puedes hacerles sufrir con todo lo que han hecho por ti. No piensas en tu pareja ni en tus hijos con tanto egoísmo. Estás haciendo enfermar a la abuela… Nadie pregunta ¿por qué te sientes así? Porque eso es precisamente lo de menos. Las motivaciones de todos los demás suelen estar por encima de la tuya.

Por supuesto que hay que entender a todos los miembros de la familia y del mundo en general, saber de dónde vienen, lo que han sufrido o no, para saber que han hecho y hacen lo mejor que saben las cosas. Igual que todos. Todos son supervivientes dignos de amor. Como tú.

Pero cuando a nivel emocional el machaque que a ti te proporcionan los encuentros no es desdeñable y las heridas abiertas a veces quedan sangrantes hasta la siguiente navidad en las que aún se abren más, entonces hay que buscar un plan navideño y vital B con urgencia.

Sobre todo si eres padre o madre. Porque encima hay una personita, o dos, o tres o mil que dependen emocionalmente de ti en estos momentos y no pueden llevarse los mosqueos de que sus padres no sean capaces de tomar las riendas de sus vidas a estas alturas de la historia.

Estas personitas que son tus hijos tienen que aprender qué es relacionarse en familia, y hay dos formas:

  1. con respeto, tú eres tú, seas como seas, y el otro es el otro, pero os encontráis en armonía,
  2. con sumisión, tú eres lo que se espera de ti, los otros están por encima de ti y si te sales del tiesto entonces te conviertes en el demonio.

 

Más lógico es el punto 1. Y no sólo se aprende en casa. Si tú tratas a tu hijo con respeto pero luego bailas con un cinturón de plátanos al ritmo que dicta tu cuñada entonces tus enseñanzas quedan muy mermadas. Además las familias tóxicas suelen tirar de los niños para sanar por un lado sus propias carencias en el pasado respecto a la crianza (por eso a veces son tan excesivos) y por otra para usarlos de armas arrojadizas y nueva oportunidad de humillar a los padres de las criaturas (que el niño elija quien tiene más razón en este asunto).

Cuando no hay reglas de respeto y los caminos emocionales están disfrazados, el niño se ve arrastrado a la sumisión e incluso puede formar parte de la lucha subterránea. Lentamente pero con pasitos firmes.

Si decides un mundo de Amor y Respeto, para ti y para los demás, decide pasar tu vida y las fiestas de otra manera más acorde con tus creencias, con gentes que te acojan en tu actual forma defectuosa de ser y de vivir. Que te acepten y amen. Y que tus hijos sean amados no por los genes o el comportamiento o lo ricos que son, sino porque sean personas dignas de amor. Como todos, por cierto.

Eso no significa que dejes de hablar a tu familia o los repudies públicamente, aunque algunos lo merezcan protegidos en sus estatus familiares.

Eso significa que necesitas tu espacio y tiempo para mejorar, que reivindicas un espacio de encuentro con tus progenitores, hermanos, suegros, etc., neutral donde encontraros sin dañaros.

Las malas noticias llegan cuando en la mayoría de los casos te das cuenta de que ese espacio no existe, no ha existido nunca, ni podrá existir, porque al otro no le interesa en absoluto (puede que pierda poder si cede humanidad). Esta es otra de las excusas para perpetuar el dolor generación tras generación.

Hay que tener claro que nadie te puede pedir que ames y aceptes al otro cuando no lo haces contigo mismo. Esa tarea es imposible. Así que tienes que empezar a aceptarte y amarte a ti mismo, a trabajar tu respeto hacia ti y así hacia el otro.

De esta forma te queda aún más claro que los de tu familia no se quieren un carajo a sí mismos los pobres. Atacamos cuando carecemos de seguridad.

Si el clan te echa para siempre por protegerte del dolor o si te maldice entre villancico y villancico piensa que, en realidad, lo hubieran hecho igual contigo presente.

Escribo con sarcasmo pero sé en carnes propias que no es fácil. Son fechas para la familia y no hay más que hablar. Sobre todo con niños por medio.

Pues sí, amigos, hay mucho que hablar.

Hablamos de todas las injusticias menos de ésta: la de la familia como entramado hacia el miembro. La Gutman lo hace muy bien.

Alguien que se aleja por pura protección es acusado de mal hijo, mal hermano, mala nuera, mala persona. Si eres creyente caes en pecado capitalísimo, y si no eres creyente, y he aquí la novedad, la excusa que te dan los racionalizados es que no estás lo suficientemente crecido personalmente para ver las cosas con relatividad. Esta gente es capaz de racionalizar tu estupidez hasta hacerte llorar. Según ellos debes asumir que te han criado lo mejor que han sabido y lo han hecho con amor, y tienes que ser capaz de tomar las embestidas familiares y los roles establecidos como parte de esa estructura deficiente que con tu razón puedes ir alumbrando. Qué mejor ejemplo para tus hijos que estar por encima del bien y del mal, ponerte el disfraz y poder tomar las uvas entre malas o falsas caras y rollos cual ser iluminado. Aunque sospecho que en la mayoría de los casos lo único que hacen es proteger su propia sumisión pintándola de racional para quedar progresista.

Bueno, desde aquí, un abrazo cálido a todas esas personas en la cuneta navideña, a todos los que se os ha atragantado el villancico en estas fiestas por desafiar al Señor o por desafiar a los Iluminados. Sobre todo si sois madres y padres, que es normalmente cuando uno sale más de la Matrix.

El Cariño, el Amor, el Respeto, no tienen que ver con dejarse ser humillado o menospreciado, ni en casa propia ni en ajena. Ése es el cuento navideño que nos cuentan año tras año y que fomentan unos y otros.

El Cariño, el Amor y el Respeto se construyen, no lo da la consanguinidad. Las relaciones familiares tienen todo el tiempo y el roce del mundo para crear un paraíso. O un infierno.

Ahora que eres madre o padre tendrás este punto claro si quieres asegurarte una buena relación con tu hijo, si quieres aceptarle como es y no como te gustaría que fuera.

No eres menos persona si no estás preparado todavía para enfrentarte a ello sin lastimarte.

Feliz Año.

Foto: Brian J. Matis

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